domingo, 20 de abril de 2008

Masturbaciones mentales (aka self-copy/paste)

Miraba con una mezcla de entre asco y expectación cómo los trozos de galleta nadaban en su vaso de leche… Los había echado, troceados, hace cosa de media hora y ahora rozaban el estado de descomposición formando una masa pastosa ciertamente desagradable. Se le había pasado el tiempo volando mientras deslizaba, entre asombrado y avergonzado, la rueda de su ratón, lentamente, por aquella página web que nunca antes se había atrevido a visitar.

De repente, su madre entró en la habitación sin llamar, como acostumbran a hacer todas las madres, para preguntarle por su improvisada merienda. Se subió los pantalones, nervioso, y dio una respuesta tan idiota que bien hubiera podido servir de detonante directo para que le internaran en un hospital psiquiátrico.

En fin, se libró de su impertinente progenitora y, con la mochila al hombro, se dispuso a acudir a su cita en aquel puto bar de siempre, donde trabajaba ocasionalmente algún fin de semana, y donde quedaba habitualmente con sus hormonados compañeros de clase.

Allí, hastiado tras cinco horrorosas partidas de billar consecutivas, decidió terminar los menesteres que había dejado sin acabar por la tarde, antes de tan inoportuna interrupción. Se encerró en un apestoso baño lleno de charcos de meada y bolas de pasta de papel higiénico y concluyó su clandestina obra inacabada mientras clavaba los ojos en una inscripción hecha probablemente a boli bic que decía “No veas cómo la chupa esa guarra”.


Escuchando: Suit Tiger - Waking the cow

domingo, 6 de abril de 2008

No es mierda, es luto

Se pinta una uña de negro por cada vez que haya querido mandarlo todo a la mierda (está de luto).
Sabe que va a morir joven y, además, sin haber conseguido nada, así que decide hacerlo todo.
Decide leerse un libro, pegarle una patada a un árbol (como si éste tuviera al culpa, vaya) y dejar embarazada a la zorra de la semana pasada, pero en realidad sólo le puede pegar unas ladillas. Hasta para eso es patético.

Mira el bote de pastillas que está justo al lado de su ordenador. Ha consultado todos los enlaces que ofrecía la Wikipedia (en su idioma materno) sobre ese tipo de sustancia y sus efectos. No se le escapaba una, vaya. Siempre queriendo saberlo todo.
Qué incomprendido se sentía. Qué estresado. Qué agobiado, qué ensimismado, qué asqueado, qué apático. Qué de todo se sentía porque nadie le podía escuchar, porque los demás eran todos unos gilipollas y unos ignorantes, porque nadie entendía sus problemas, que eran los más grandes, por supuesto. Porque nadie comprendía su eterno sufrimiento y su sensación de malestar. ¡Qué desagradables eran todos! ¡Qué poca empatía! Es que, ya se sabe, la gente de ahora no sabe escuchar. Ahora sólo van a lo suyo, con sus cables y sus cosas y sus prejuicios. Pero él no era como ellos, claro. Él los sobrepasaba (con creces) y, además, no los necesitaba. Era demasiado genial. Lo tenía todo. Era tan especial que se daba asco (o que les daba asco).

Decidió echar mano del bote. "No hagas ruido", siempre le decían de pequeño.

Escuchando: Placebo - Protège moi

martes, 1 de abril de 2008

Je veux te voir

Te quiero ver en una película porno y
reconocer tu cara en todas partes
cada vez que visite los sex-shops de tu ciudad.


Escuchando: Julieta Venegas - Sería feliz / Yelle - Je veux te voir